Cuerpos originarios. Salvajes, puros y decadentes

Tierra del Fuego, como lugar antropológico, se presenta a través de la imagen del habitante originario, de su cuerpo, rostro, gesto e investidura. La visibilización de su corporalidad ocupa gran parte del corpus fotográfico generado en terreno. El paisaje y las tecnologías nativas, si bien se configuran como rasgos distintivos y particulares de su condición exótica, no logran disputarle protagonismo al sujeto étnico. Se presenta su cuerpo salvaje y puro, también su decadencia y civilización. El desequilibrio económico-tecnológico entre foráneos e indígenas, que caracterizó la llegada de antropólogos, religiosos y exploradores a la zona, favoreció la tendencia de registrar fotográficamente los cuerpos originarios. Era un proyecto exógeno para el cual no había resistencia local posible, por cuanto el poder estaba en manos del fotógrafo.

Gerardo Mora Rivera