El Laboratorio y la Imagen Final: la Alquimia

Al pensar en el laboratorio como aquel entorno donde surge la fotografía, nos aproximamos a ese íntimo espacio del fotógrafo y su obra, en donde se entabla una mágica relación que transforma la imagen latente, en una fotografía posible de ser reproducida ilimitadamente. En este entorno exclusivo se le exige al fotógrafo el conocimiento de una serie de combinaciones químicas para la obtención de esas imágenes.

En el proceso fotográfico, los dominios de la alquimia se extienden desde la preparación de las emulsiones para las placas, hasta el revelado que conduce a la imagen fotográfica y su posterior difusión. Cada una de estas fórmulas químicas era  guardada celosamente, y  tan solo se traspasaban de generación en generación, puesto que una particular proporción en la mezcla de los químicos era el sello personal de estos fotógrafos de la frontera.

Gastón Carreño