A partir de los años ’90 del siglo XX el video fue apropiado por las comunidades, colectivos e individuos de los pueblos originarios de Latinoamérica, consolidándose en lo que hoy se denomina Video Indígena. Si bien esta categoría está en constante redefinición, no sólo por sus protagonistas y realizadores sino que también por quienes teorizan al respecto, se ha caracterizado por ser una herramienta en la lucha de los derechos indígenas, en sus demandas reivindicativas, en sus denuncias y resistencia frente a los actos discriminatorios de ciertos poderes políticos y económicos, y como un medio de comunicación que contrarresta los discursos de los medios masivos, entre otros aspectos.