Al inicio de los estudios antropológicos en Chile (siglo XIX) diversas fotografías encantaron a etnólogos e historiadores porque les sugerían la idea de pureza y autenticidad reconocida en los pueblos nativos que estaría además certificada por el propio efecto mimético que ofrecía la técnica fotográfica.
Por esta razón, en los primeros textos se describen aspectos culturales, sociales e históricos, entregando un amplio panorama, científico y etnológico de los mapuche del sur de América desde una posición exógena, es decir, desde la sociedad en general. Se instala un tipo de sujeto salvaje, construido con una modalidad visual que se fundamenta en una estética que visibiliza una condición étnica anterior a la contaminación multiétnica de la sociedad.
Ideológicamente, las teorías de estos etnólogos se acercan al evolucionismo donde el concepto de “salvaje” se opone al concepto de “civilizado”.